Leer también es escuchar

El pasado día 22 de abril dimos comienzo a nuestro particular Club de Lectura, fruto de la confluencia entre la Comisión de Igualdad del Colegio de Sociología y Politología de Navarra y la Biblioteca del espacio colaborativo Zentro. En esta fecha tan señalada, a falta de pocas horas para la celebración del Día del Libro, tuvo lugar la primera sesión de un encuentro que tendrá continuidad el último jueves de cada mes, en el espacio de la biblioteca del palacio del Condestable de Pamplona.

El propósito principal del Club de Lectura es ofrecer un lugar para el encuentro entre la Sociología y la Sociedad a la que sirve. Entendemos que el intercambio de perspectivas y experiencias entre las personas que forman parte de una sociedad y aquellas que dedican sus esfuerzos a entenderla y acompañarla en su transformación es fundamental para crear un sentido compartido de comunidad.

Entre los objetivos específicos del Club estarían el abordar la sociología y la politología navarras desde nuevos prismas, incluyendo una perspectiva feminista para visibilizar, por un lado, las investigaciones realizadas por nuestras compañeras sociólogas y otras mujeres que han desarrollado sus carreras profesionales en el campo de las Ciencias Sociales y que han sido sistemáticamente invisibilizadas o minusvaloradas. Por otro lado, nos proponemos traer al centro de nuestras agendas otras formas de acercamiento a las realidades sociales que pasan por revalorizar y resignificar las experiencias cotidianas de colectivos minorizados, las metodologías cualitativas y las relaciones afectivas y de cuidados, entre otras.

Comenzamos con una primera propuesta de lectura: “Mujer y Confinada” con la que abrimos la primera sesión de todo un ciclo dedicado a los cuidados, es decir, a las relaciones de interdependencia que sostienen nuestras vidas y cuya responsabilidad ha recaído históricamente en las mujeres y los espacios feminizados. Se trata de una cuestión central en los debates feministas y cuya crisis se evidencia y profundiza en esta situación de pandemia. Este trabajo impulsado por el Instituto Navarro para la Igualdad, es un texto de libre acceso de 146 páginas que resulta de la investigación llevada a cabo por la socióloga Sara Ibarrola Inchusta y editado e ilustrado por Mercedes Corretge. A lo largo de 9 capítulos la autora nos presenta las experiencias y vivencias individuales y colectivas de 51 mujeres navarras durante el confinamiento que tuvo lugar entre el 14 de marzo y el 2 de mayo del año pasado. A partir de los testimonios de estas mujeres, Ibarrola ofrece un análisis de género feminista e interseccional en el que pone en valor las vivencias cotidianas de las protagonistas y sus discursos sobre las mismas para generar un conocimiento útil y exhaustivo que posibilite la posterior intervención y desarrollo de políticas públicas adecuadas.

La lectura de los testimonios y vivencias de las mujeres entrevistadas por Sara nos permite acercarnos como lectoras a la diversidad de realidades que se han vivido durante el confinamiento -a las dificultades cotidianas que ya enfrentaban estas mujeres y que ya no podemos ignorar: la falta de una vivienda digna, la convivencia con agresores, con personas vulnerables demandantes de cuidados, las implicaciones del teletrabajo, o de vivir en soledad, entre otras -. La experiencia de confinamiento compartida por todas y favorecida por una mirada sociológica que pone en valor la información cualitativa contenida en las historias orales, contribuye a crear esta relación de cercanía y complicidad con las entrevistadas, al mismo tiempo que nos invita a la reflexión y al cuestionamiento de nuestras propias vivencias desde posiciones más privilegiadas.

Tal es así que en este primer encuentro fueron surgiendo diversos debates sobre las cuestiones de cuidados planteadas en la investigación. Entre ellas destacamos la revalorización del espacio doméstico. La importancia de contar con una vivienda adecuada y segura, donde llevar a cabo todas las actividades del día a día y, en esta misma línea, la distribución dentro de las mismas, de los espacios y sus usos; La problemática del teletrabajo y las posibilidades reales de conciliación laboral, doméstica y privada. Se ha planteado la cuestión de la doble jornada de las mujeres y que profundizaremos en la siguiente lectura. También nos hemos acercado a las realidades específicas de mujeres atravesadas por experiencias vitales influenciadas por condicionamientos de clase, etnicidad, edad y culturales, y nos hemos emocionado con los recursos que han movilizado para enfrentar cada una de las situaciones. Hemos conocido la sororidad en las mujeres de más de 65, la capacidad de organización y de resolución de conflictos de las mujeres gitanas, y no solo eso, nos hemos acerca a la piel de las mujeres que sufren violencia, que no tienen un espacio seguro y que en muchas ocasiones no pueden pisar la calle, porque el “bicho está en casa”.

Las medidas institucionales adoptadas durante la emergencia sanitaria, tales como el cierre de centros educativos, el aislamiento de las personas más vulnerables -entre ellas los abuelos y las abuelas-, y el confinamiento domiciliario, entre otras, han sacado a la luz la inviabilidad de los recursos individuales para sostener los ritmos vitales. Se hace entonces urgente repensar la organización del sistema a todos los niveles y ofrecer soluciones colectivas para un problema también colectivo, quedando en relieve lo necesaria que es una buena inversión en materia social. Un Estado de Bienestar fuerte resulta indispensable para garantizar los cuidados.

Este primer encuentro ha supuesto volver a encontrarnos y volver a ocupar los espacios que durante la pandemia dejamos vacíos. Si toca hablar de sensaciones, todas fueron positivas, destacando el valor que tiene el haber creado un grupo intergeneracional donde confluyen juventud y experiencia. Un espacio donde compartir inquietudes, un espacio para escuchar y repensar cuáles son nuestros privilegios y qué lugar hemos transitado en esta pandemia, y no solo eso, qué lugares transitamos en el entramado social.

Como conclusión final, podemos decir que la situación de la pandemia es una excepcionalidad que nos ha tocado vivir, en marzo el mundo entero paró,  nos aislamos de la vida social y nos relegamos al espacio privado. Es hora de reconstruir los espacios de unión y de reencontrarnos, de volver a acercarse unas a otras y no tener miedo al contacto, a compartir. Por ello no se nos ocurre mejor forma que esta aventura compartida de lectura y escucha, de intercambio y aprendizaje.

Elena Rodés, Irati Zunzarren y Laura García